EL
PASADO NUNCA MUERE
Eran las doce y media de la noche y me encontraba en
mi habitación hablando por MSN con mi amiga Laura, lo cual se había convertido
en una rutina durante el verano. No teníamos un gran tema de conversación, cada
una estaba a lo suyo y de vez en cuando
intercambiábamos algunas palabras y unas cuantas imágenes. Pero eso era
lo que hacía especial nuestras
conversaciones, vale, eso y que eran bastante absurdas, pero sin duda siempre
nos echábamos unas risas.
-
¡Ahhhhhhhhhhhh!
-
¿¿Qué pasa??
-
¿¡Es qué no lo has oído?!
-
Mmm…. ¿un trueno? Si es eso, sí xD
-
Claudia, sabes que ODIO las tormentas,
no las soporto.
-
Tranquilízate, ponte música y ya verás
como pronto se pasa, sólo es una tormenta.
-
Ya….
Podía oír como las gotas de lluvia empezaban a chocar
con fuerza contra la barandilla del balcón y de vez en cuando la luz de un
relámpago se colaba entre la persiana a medio bajar. A mí no me daban miedo las
tormentas; los truenos eran tan sólo ruido y los relámpagos mientras no
hicieses alguna locura como ponerte debajo de un árbol, no había porqué
preocuparse. Así que en casa estaba segura.
El reloj del salón marcó la una, pero no tenía sueño
y estaba sola en casa ya que mis padres se habían ido el fin de semana para
celebrar su aniversario, así que fui a la cocina y me llené un bol con cereales.
Cambié el estado de disponible a ocupado y me puse una serie en el ordenador,
pero justo antes de darle a play vi que se iluminaba el botón del MSN.
-
Bueno me voy a dormir, mejor dicho a
intentar dormir… Espero que se pase pronto.
-
Ya lo verás Jaja Vale, pues hablamos
mañana. Yo aún me quedo un rato que no tengo sueño.
-
¡Ok! Xauuu
-
Buenas noches =)
Una vez terminado los cereales y visto el capítulo,
apagué el ordenador y me puse el pijama lista para irme a la cama. Volví a
escuchar el reloj, esta vez marcaba las dos, me di la vuelta y dejé que el
sueño viniera a mí. Notaba pesadez en los párpados y mis pensamientos se
volvían cada vez más confusos y alejados. ¡BRING!
Abrí los ojos de inmediato, ¿qué había sido eso? ¿me
lo había imaginado? Encendí la luz de la mesilla, contuve la respiración y
escuché.
Nada, no oía nada. No le di más vueltas y apagué la
luz dispuesta a dormirme de nuevo.
¡BRING! ¡BRING!
Vale, no podían ser imaginaciones mías, estaba
segura de que ese sonido provenía de un sitio cercano a mí. Así que volví a
encender la luz y me puse las zapatillas. Lo primero que hice fue mirar el
móvil; podría ser la batería pero me parecía poco probable ya que lo había
cargado por la mañana. No, estaban todas las rayas enteras y tampoco había
ningún mensaje, aunque eso ya lo había descartado porque tenía puesto otro
tono.
Recorrí toda la casa, habitación por habitación,
encendiendo todas las luces. Primero la habitación de mis padres, la de mi
hermano (la cual estaba medio vacía desde que se fue a vivir con su novia), el
salón, la cocina y hasta el baño. No vi nada extraño ni volví a escuchar el
ruido, así que me fui de nuevo a la cama.
¡BRING!
Joder, esto ya me estaba mosqueando. ¡BRING! Me
empezaba a resultar familiar el pitido, lo había escuchado antes, pero
dónde…. Caí en la cuenta. No, no podía ser. Estaba segura de que había
apagado el ordenador, me senté en la silla y levanté la pantalla del portátil.
Pero qué narices… Mi MSN estaba abierto y alguien el cual no conocía me había
dejado unos cuantos mensajes. Decidí preguntarle.
- ¿Quién eres?
- ¡Hey! Por fin te dignas a hablarme, ¿no te han
enseñado que es de mala educación hacer esperar a las personas?
- Lo primero, yo no te conozco; lo segundo, cómo es
posible que me estés hablando si no te he agregado; y lo tercero, ¿sé puede
saber qué horas son estás para estar molestando?
- Qué aburrida, ¿por qué no jugamos a un juego?
- Mira seas quien seas, no tengo ganas de andar con
tonterías, así que déjame en paz y juega tu solito. Yo me voy a dormir.
-Vengaaa, no te enfades. Te espero en el lugar
prohibido en una hora. Ah, y no me hagas esperar otra vez porque puedo dejar de
ser amable muy rápido.
- ¿Estás chalado o qué? Olvídame.
Cerré la pantalla con fuerza, no entendía nada y lo
que estaba claro era que no quería volver a hablar con él. Seguramente se
tratara de una broma de algún atontado que no tenía ninguna cosa mejor que
hacer a estas horas. Pero antes había apagado el ordenador, ¿cómo era entonces
posible que…? No, bloqueé mis pensamientos, todo tendría una explicación y
seguro que mañana la vería, ahora sólo necesitaba dormir.
Me desperté con los primeros rallos de sol, me
notaba bastante despejada, sin duda dormir me había sentado muy bien. Levanté
la pantalla del portátil con algo de desasosiego al recordar aquella extraña
conversación, pero no había nada, estaba apagado. Eso me tranquilizó e hizo que
reconfirmara mi teoría de que se tratase de una broma un tanto rara. Entré al
baño restregándome los ojos para despertarme del todo y me lavé la cara con
agua fría. Empecé a lavarme los dientes y a enjuagarme la boca cuando miré al
espejo y lo vi. Me giré bruscamente soltando un alarido, pero no había nadie.
Estaba totalmente confundida, lo había visto en el espejo, el reflejo de un
chico mirándome fijamente con una sonrisa curvada. Volví a lavarme la cara, no
era posible, estaba sola en casa.
Fui a la cocina para prepararme el desayuno, un
simple vaso de leche caliente con una cucharada de Cola Cao, era de desayunar
poco. Mientras el vaso daba vueltas en el microondas llamé a Laura, necesitaba
contarle a alguien lo que había pasado antes de que me explotara la cabeza.
-¿Sí? – Respondió con voz soñolienta.
- Hola, soy Claudia. Oye ¿estabas durmiendo? – La
verdad es que Laura solía ser madrugadora, mucho más que yo.
- Ah, hola. Sí, aún estoy en la cama. Me ha costado
horrores dormirme con la tormenta. ¿Pasa algo? Te noto agitada.
- Bueno se podría decir que no me he despertado con
el pie derecho.
¡Pum!
Mi corazón dio un vuelco y el teléfono se me cayó al
suelo. Del microondas salía humo, ¿había explotado? No sabía que hacer.
-¡Claudia! ¿Estás bien? ¡Qué ha pasado! – La voz de
Laura se percibía baja pero podía escucharla. Cogí el teléfono y le contesté.
- Creo que el microondas ha explotado, no sé, ha
debido ser un cortocircuito. - Podía sonar bastante desesperada, pero todo esto
empezaba a asustarme.
- Pues ten cuidado y no lo toques, no vaya a ser que
te dé un chispazo.
- No pretendía, bueno te voy a dejar. ¿Podemos
quedar esta tarde? Me gustaría hablar más tranquilamente contigo.
-Claro, nos vemos a las seis en la cafetería de
siempre, ¿vale?
- Muy bien. ¡Hasta luego!
Colgar me hacía sentir insegura, bueno mejor dicho
el hecho de quedarme sola, cosa que hasta ahora no me había pasado.
Una vez arreglado el asunto del microondas me
preparé para quedar con Laura. Cuando
llegué a la cafetería ella ya se había pedido un café, todo lo contrario
de lo que yo necesitaba, así que me decanté por una tila.
Le conté todo, desde la conversación del MSN pasando
por la imagen del espejo hasta el microondas.
-
Habrá sido alguno de clase, ya sabes
como son, siempre gastando sus bromas estúpidas. Alguna vez tendríamos que
devolvérselas, te lo digo yo. No creo que vieras a nadie en el espejo,
seguramente sería por la noche que has pasado, te habrá trastocado o algo y te
habrá parecido. Y lo del microondas pues qué quieres que te diga – Paró un
segundo para dar un sorbo a su taza- tú
misma lo has dicho, un cortocircuito. No le des más vueltas.
-
Sí, tienes razón. No sé por qué me estoy
obsesionando tanto. – Necesitaba ir al baño, estaba empezando a sudar debido a
los nervios.- Vuelvo enseguida.
Cerré la puerta con pestillo, me senté en la taza,
cerré los ojos y respiré lentamente. Me convencí a mí misma de que no pasaba
nada y de que tenía que tranquilizarme.
Empecé a notar los pies húmedos y a oír el goteo de
un grifo. Abrí los ojos. Había agua por todo el suelo, quité el pestillo y salí
del cubículo. Los tres grifos que había estaban abiertos al máximo y salía el
agua con una fuerte presión. Intenté cerrarlos pero no podía, por mucha fuerza
que ejercía no conseguía cerrarlos. Tiré de la puerta para salir de allí y
avisar a alguien, pero no se abría, movía el pomo de un lado a otro sin
conseguir nada y entonces empecé a dar puñetazos. El agua seguía saliendo,
inundando cada vez más el cuarto de baño. Los espejos se empañaron debido al
vapor del agua caliente y en ellos empezaron a verse letras.
TE DIJE QUE NO LLEGARAS TARDE. EL JUEGO HA
COMENZADO.
No me lo podía creer, no podía ser real. El agua me
llegaba casi por la cadera. Empecé a gritar y a pedir auxilio, sentía que me
ahogaba y que las paredes se
estrechaban. Miré de nuevo al espejo y lo vi, esa sonrisa, esos ojos
desafiantes, era él. Mis gritos se convirtieron en sollozos, notaba que me
faltaba el aire y entonces, todo desapareció.
Abrí los ojos, me sentía aturdida y la vista no
enfocaba bien, pero conseguí distinguir
a Laura.
-¡Claudia! Dios, me has dado un susto tremendo. –
Empezaba a ver todo con claridad, estaba tumbada en el suelo del baño, intenté
incorporarme bruscamente pero una mano me lo impidió.
- ¿Dónde está? ¡Lo he visto Laura! ¡A ese chico! El
baño se estaba inundando y no podía cerrar los grifos ni salir de aquí.- Me
miraba con el ceño fruncido, no parecía creerme.
- Aquí no hay nadie Claudia, la puerta estaba
abierta y todos los grifos cerrados. – Me senté en el suelo y miré a mi
alrededor, no entendía lo que me estaba pasando. El agua había desaparecido.
-Pero… ¡No puede ser! ¡Tienes que creerme!
-Laura, lo siento pero aquí no había nada. -¿Es que
acaso me había vuelto loca?- Te has debido de dar un golpe, vamos te acompaño
hasta casa. ¿Quieres que te vea un médico?
No, no
necesitaba ningún médico para que me mirase como Laura y me aconsejara un
psicólogo.
-Estoy bien, sólo necesito dormir un poco.- Contesté
con una sonrisa fingida para restarle importancia.
Laura se despidió con un abrazo en el portal y me
dijo que la llamara si necesitaba algo, le di las gracias y empecé a subir las
escaleras. Una vez dentro de casa me preparé una infusión y me metí a la cama,
el día se estaba haciendo muy largo.
Eran las once de la noche cuando sonó el teléfono y
me desperté. Me levanté con pereza y lo descolgué.
-¿Diga?
Nadie contestaba.
-¿Quién es?
Se escuchaba una respiración al otro lado del
teléfono.
-¡Oye esto no tiene gracia, vale! ¡Te he dicho que
me dejes en paz!
Colgué. Me quedé un rato mirando el teléfono, a la
espera por si volvía a sonar, pero no lo hizo. No me apetecía volver a la cama,
así que me tumbé en el sofá y puse la televisión para no sentirme sola. El
salón se iluminó durante dos segundos y empecé a escuchar truenos, genial había
tormenta. No debía de estar asustada, no me daban miedo, nunca me habían dado,
pero después de lo que había pasado no era una cosa que me gustase.
Volvió a sonar el teléfono, pensé en no cogerlo pero
podían ser mis padres, así que lo hice.
-¿Sí? – Mi voz sonaba algo temblorosa.
- Mira por la ventana. – Eso fue todo lo que me dijo
la voz grave.
Tragué saliva, con paso lento y poco decidido me fui
acercando hacia la ventana con el teléfono todavía en la mano. Corrí la cortina
con la mano tiritando.
ÚLTIMA OPORTUNIDAD
24.00 ZONA PROHIBIDA
Otro relámpago iluminó la sala y la luz al igual que
la televisión se apagó.
-¡Ah! –Mi grito sonó agudo y ahogado.
Cuando volvió la luz llamé a Laura, pero ni siquiera
me dio tiempo a decir una palabra.
-Claudia lo siento pero ahora no puedo hablar. ¡He
quedado con Fran! ¡Luego te cuento!
Y colgó. Tenía miedo, mis padres estaban a cientos
de kilómetros de aquí así que no podrían venir hoy, y si llamaba a la policía no me creerían. Estaba
sola en esto.
Eran las once y media, así que tenía media hora para
llegar al punto de encuentro. Quería acabar con esto, es más, tenía que acabar
con esto antes de que mis nervios perdieran el norte. No me consideraba una
chica valiente, pero siempre había decidido enfrentarme a mis miedos y esta vez
no iba a ser distinto.
CONTINUARÁ.... O NO.
Marta, A new Beginning.
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Esto que habéis leído o se supone xD es la primera parte del relato que escribí para el Ebook Blog Horror Story que preparó Ex Libri (La Mujer) con motivo de Halloween. Sé que ha pasado casi un mes, pero no me decidía a subirlo y tras hacer una encuesta y salir 3 votos que sí, acabé por decidirme. El relato en realidad no consta de dos partes, pero subirlo del tirón me parecía muy largo y no quiero que os resulte pesado. Así que conocer el final de la historia está en vuestras manos, tan sólo me lo tenéis que decir en los comentarios si queréis que lo suba o no.
Y si a vosotros también os gusta escribir y queréis entreteneros un rato, podéis participar en el que ha preparado para navidad (
aquí). Bueno pues nada más por hoy, ya me contaréis qué os ha parecido y si tenéis ganas de más. ¡Nos vemos!